¿Sois una parejas de mujeres y deseáis afrontar la maternidad de manera compartida? ¿Queréis involucraros ambas en el proceso de gestación o adopción y en la crianza? ¿Y en la lactancia?
Independientemente de la manera en que tenga lugar la llegada de ese bebé a vuestras vidas, quiero contaros que otra manera de compartir el cuidado de vuestr@ hij@ es darle el pecho. Es algo que las dos podéis hacer. Y es perfectamente posible, aunque en mi práctica profesional veo que es algo desconocido para muchas de vosotras.
Si ya habéis emprendido vuestro camino para informaros, habréis leído sobre diferentes opciones reproductivas. Una de las posibilidades es conocida como el método ROPA (Recepción de Ovocitos de la Pareja).
Se trata de que una de vosotras aporte el óvulo (sería la madre genética) y la otra geste en su vientre al bebé (sería la madre biológica). Mediante fecundación in vitro (FIV), en el laboratorio se fecunda el óvulo de una de vosotras con un espermatozoide de un donante, y el embrión resultante se transfiere al útero de la otra.
Existen también otras maneras de gestar al bebé y no es mi intención recomendar ninguna de ellas en concreto. Es ese deseo de compartir los cuidados, la vertiente física de la maternidad, las posibles molestias o la responsabilidad, lo que me ha hecho pensar en la lactancia materna.
Lactancia inducida
Es el proceso mediante el cual una mujer que no ha dado a luz estimula su pecho para poder amamantar.
Se basa en realizar la técnica de extracción de leche (a mano y/o a máquina), de forma frecuente, durante un tiempo variable, a la espera de la llegada del bebé. Obviamente, al principio no sale leche.
Es muy recomendable que un profesional experto en lactancia te acompañe para informarte y guiarte en el proceso.
Es un proceso largo, de varios meses, así hay que armarse de paciencia y perseverancia. Rodearte de personas de mente abierta, comprensivas, dispuestas a apoyarte y confiar, también será de gran ayuda. Lo bueno se hace esperar y un embarazo ya sabemos lo que dura, por poner un ejemplo de algo lento con una gran recompensa.
La producción de leche que consigas puede ser muy variable. Por ese motivo el principal objetivo de una inducción de la lactancia debería ser estrechar el vínculo con tu bebé y compartir esa experiencia con tu pareja. Además, si ambas amamantáis, la presión para «tener leche suficiente» se reparte y es menos agobiante.
En algunas ocasiones, puede acompañarse de una inducción medicamentosa con ciertos fármacos, que simula el ambiente hormonal del embarazo (para favorecer el desarrollo de la glándula mamaria) y del postparto inmediato. En estos casos es imprescindible contar con la aprobación y el seguimiento de un profesional sanitario. Los medicamentos pueden tener efectos secundarios o contraindicaciones.
Amamantar a tu bebé, sin haberlo parido. ¡Manos a la obra!
Si tienes un fuerte deseo de amamantar a tu hij@, aunque no vayas a ser su madre biológica, infórmate cuanto antes.
Si deseas que te guíe y acompañe en el proceso, pide una cita conmigo y haremos un plan exclusivo para ti y tu bebé, con todos los detalles necesarios y el seguimiento de los resultados.
Esta entrada está orientada a parejas de mujeres, en las que una ellas está embarazada, porque me resulta un caso particular muy interesante y quería divulgar esta posibilidad de la que muchas no habéis oído hablar.
Inducir la lactancia de la madre que no va a dar a luz, es una posibilidad saludable para el bebé y puede ayudar a equilibrar el esfuerzo y el descanso de ambas madres. Permite superar sentimientos de artificialidad que se asocian a la reproducción asistida, favorece la implicación en la crianza, e iguala la capacidad para ofrecer consuelo y refugio en los primeros años, con ese potente recurso que es el pecho.
No olvidéis que la lactancia inducida es válida también en adopciones de parejas heterosexuales o mujeres que adoptan en solitario. Si es ese tu caso y te gustaría que te ayudara profesionalmente, reserva una consulta y hablamos de cómo llevarlo a cabo.
¿A quién quieres más?
He atendido familias que han optado por la lactancia mixta o artificial porque querían alimentar a su criatura de forma igualitaria o «no perderse esa experiencia».
Reconozco que es algo que escapa a mi compresión aunque lo respete. Creo que subyace la idea de que el bebé va a querer más a quien lo alimente y también cierta inseguridad. Creo que malentendemos la biología en algunos casos y que no se debe sacrificar la experiencia del amamantamiento en aras de la igualdad.
Si tu deseo es involucrarte en la crianza, el bebé necesita cuidados constantes, brazos, mimos, contacto con la piel, canciones, juego, atención. Todo eso lo puede dar cualquier ser humano, sin tener en cuenta si ha gestado, ni si ofrece alimento de la manera que sea. Todo eso crea lazos y estrecha el vínculo.
La madre biológica también necesita recuperarse del parto, mucho cariño y contención. Una pareja amorosa tiene una gran tarea por delante.
Hay mucho en lo que cooperar, no es necesario competir.
Abramos ya la mente a las familias no convencionales, que aportan diversidad y soluciones sorprendentes.
¿Qué mueve tu vida? ¿El miedo o el amor?