Colecho y lactancia materna. Breastleeping.

Compartir la cama con nuestros hijos es una práctica habitual por diversas razones, tanto emocionales como de pura supervivencia al tremendo reto que supone criar. Pero sigue siendo un tema tabú. No se habla abiertamente, se oculta deliberadamente para evitar el juicio ajeno o se justifica desde el agotamiento. Especialmente en las consultas de pediatría.

Es visto como una debilidad de los padres o un riesgo para el bebé. En algunos países se han realizado campañas muy agresivas en contra del colecho (con imágenes con lápidas como cabeceros o cuchillos entre las sábanas), relacionándolo con el síndrome de muerte súbita del lactante. Tan salvajes como inefectivas y sin una base científica fundada.

Se calcula que aproximadamente un 50% de los neonatos y un 30% de los lactantes menores de 3 meses duermen en la cama con sus padres, al menos una parte de la noche, en países de nuestro entorno.

Sabemos que el colecho promueve la lactancia materna. Las madres que comparten cama con su bebé amamantan durante más tiempo, tanto de forma exclusiva como no exclusiva. Quizá se deba a que esos bebés hacen más tomas nocturnas y mantienen la producción de leche de sus madres, en muchas ocasiones sin que ellas tengan claro las veces que han amamantado una noche concreta.

También sabemos que la lactancia artificial aumenta el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante en comparación con la lactancia materna. Esto puede deberse a factores de comportamiento materno, factores inmunológicos o nutricionales o el efecto de la succión para mantener al bebé en un sueño menos profundo.

He aquí el dilema: ¿será mayor el riesgo de muerte súbita por destete temprano al no compartir cama con el bebé o por compartirla si se hace en condiciones seguras?

Los anglosajones han acuñado el término breastsleeping para definir esta conducta inextricable de cuidado cercano y alimentación al pecho durante el sueño, que ha sido antropológicamente norma de comportamiento de la especie hasta hace poco más de 200 años.

Como pediatra e IBCLC, este tema me parece particularmente interesante y muy importante. Encuentro familias acérrimas defensoras o detractoras del colecho sin tener en cuenta los matices, como quien es del Barsa o del Real Madrid. También profesionales que no quieren ni tocar el tema o se enrocan en el «ni se os ocurra, es peligroso» sin más explicaciones. La estrategia de la avestruz, no funciona.

«Yo nunca…»

Una de las primeras cosas que aprendes cuando tienes hijos, es a comerte tus palabras. La gente más categórica en cuanto a lo que se debe o no se debe hacer con los hijos, muchas veces aún no tiene ninguno.

Os voy a contar un secreto: cuando la noche te confunda, harás cosas absurdas. Así que es mucho más fiable preparar un entorno seguro de sueño que acabar improvisando por agotamiento.

Esto va para los profesionales: Las familias a las que atiendes, en un momento u otro, van a llevarse al bebé a la cama, así que debes hablar de ese tema con todas. Igual que das educación para la salud recomendando cubrir los enchufes, poner los medicamentos fuera del alcance de los niños o usando los dispositivos de retención infantil en los coches. Habla de colecho abiertamente y sin juicios. Es una decisión de los padres. Promueve un entorno de sueño seguro SIEMPRE. Prohibir el colecho no funciona y lo que es mucho más grave, aumenta el riesgo de colecho inseguro.

Un entorno de sueño seguro

  • Superficie firme y plana
  • Bebé acostado sobre su espalda
  • Temperatura ambiental < 20º
  • Nada alrededor que pueda tapar la cabeza del bebé o enredarse en su cuello (mantas, almohadas, peluches, lazos, cabello muy largo suelto)
  • Ningún hueco accesible por el que pueda colarse o quedarse atrapado el bebé
  • El adulto que esté más cerca del bebé en posición C (rodeando su cuerpo a modo de protección para evitar que se desplace)
  • Adultos en plenas facultades, todos conscientes de la posible presencia del bebé en la cama

Factores de riesgo para el síndrome de muerte súbita del lactante

  • Compartir otra superficie que no sea la cama. Acostarse con un bebé a dormir en un sofá multiplica por 18 el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante. Sabes que si vas conduciendo y notas que tienes sueño, debes parar inmediatamente. Puede que el siguiente aviso sea demasiado tarde. Simplemente no te pongas a dar el pecho o dormir con el bebé en un sofá o una silla si estas cansada o somnolienta. Si la cama es blanda, también es muy arriesgado.
  • Tomar alcohol o drogas sedantes (legales o ilegales). Junto con el sofá, es lo más peligroso. Alteran tu percepción y tu capacidad de alerta. Incluso pequeñas cantidades de alcohol (<2 U en 24 horas, que equivale a 440 ml de cerveza, 175 ml de vino o 100 ml de licor), multiplica el riesgo por 18, nada menos.
  • Fumar. También haber fumado durante el embarazo. O que el padre fume aunque la madre no lo haga. Siempre es buen momento para dejarlo.
  • Acostar al bebé boca bajo o de lado. La postura segura es acostado sobre su espalda y no, no se va ahogar si vomita. Esto es algo a revisar en las Maternidades, que se dice mucho y se crea tendencia. Si se coloca a bebé de lado, se puede dar la vuelta y quedar boca abajo, que es la postura mas arriesgada. «Back to sleep» fue el lema una exitosa campaña de prevención a finales de los años 80 que redujo radicalmente los casos de síndrome de muerte súbita del lactante.
  • Alimentar a tu bebé con fórmula. Sin acritud, es un hecho del que no se quiere hablar, pero desgraciadamente es así.
  • Poner al bebé a dormir en otra habitación. Tanto en la noche como en las siestas, los bebes pequeños están más seguros acompañados.
  • Ser prematuro (menor de 37 semanas) o de bajo peso al nacer (menos de 2500 g). Los estudios no precisan hasta cuando exactamente. Lo relacionan con acostarlos de lado (multiplica el riesgo por 7) y con ponerlos a dormir en otra habitación (multiplica el riesgo x 15). Repito: también durante las siestas diurnas.

Si no puedes modificar los factores de riesgo…

Hay muchos factores ambientales que podemos controlar pero hay otros que no. Algunos serán circunstanciales y por una noche tampoco hay que arriesgarse.

El sofá, la posición boca abajo/de lado o el adulto que no está en pleno uso de sus facultades son líneas rojas que debemos respetar siempre.

En el caso de que desees compartir cama con tu bebé pero pueda resultar arriesgado porque eres fumadora, tu bebé se alimenta de fórmula, es prematuro o de bajo peso, valora una cuna de colecho o en sidecar.

No lo dejes solo

Ya hemos hablado del riesgo del sueño solitario para el síndrome de muerte súbita.

Nos falta recordar que en la cama familiar tampoco se le puede dejar solo. Se caen. Lo vemos todos los pediatras de urgencias. Es lo que tiene el desarrollo psicomotor, que es un no parar. Eso que «aun no hace», como darse la vuelta, gatear, reptar etc… lo puede hacer en cualquier momento inesperado.

Y lo de ponerle almohadas alrededor ya hemos dicho que tampoco vale, por el riesgo de sofocación en los más pequeños y por lo ágilmente que se las saltan los más mayores para terminar en el duro suelo.

Otras consideraciones

Las enfermedades que pueden causar alteración de la conciencia o la obesidad mórbida que puede disminuir la percepción de los límites exactos del cuerpo, son considerados factores de riesgo para colechar con un bebé, por peligro de aplastamiento.

Hay otros casos que no están claramente estudiados o sobre los que no hay resultados concluyentes, como el colecho con adultos que no sean los padres, la posición idónea en la cama (entre los padres o del lado de la madre) o con otros niños o con animales domésticos.

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