A veces, vamos vencidas antes de empezar, porque nos han metido el miedo en el cuerpo.
Hay multitud de mujeres operadas del pecho, por problemas de salud y por causas estéticas, con cirugías de todo tipo. En muchos casos la glándula en sí, no resulta dañada o puede regenerarse en parte si pasa suficiente tiempo (los conductos seccionados pueden recanalizarse, por ejemplo, o se puede atenuar una insensibilidad local).
Hay cirugías más agresivas que otras o que se realizan sobre glándulas con desarrollo muy escaso y en ese caso puede resultar más difícil lograr la función completa.
No olvidemos también que es posible amamantar con un solo pecho.
Pero si ya cualquier mujer va insegura cuando comienza a amamantar (¿podré? ¿tendré leche?), las que estáis operadas, ya ni os cuento.
Eso si no os han recomendado que ni lo intentéis.
El pecho sigue siendo visto como algo que mirar o lucir, más que algo que tiene una función propia y se sigue creyendo que dar de mamar «lo estropea».
Como dice la canción, «La vida, mata». El pecho cambia, no tanto con la lactancia, sino con los embarazos, las variaciones de peso y el paso del tiempo.
Los profesionales que atendemos a madres recientes operadas del pecho quizá debemos estar más atentos a cómo se desarrolla esa lactancia, pero sería mejor transmitir confianza a esas mujeres, porque para muchas de ellas es perfectamente posible amamantar de forma exclusiva.
Siempre será mejor lactancia mixta que artificial
Y en el caso de que la producción no sea completa, desde el punto de vista de tu salud y la del bebé, la lactancia mixta siempre es mejor que la lactancia artificial. Además, la experiencia de amamantar podéis disfrutarla ambos, aunque sea necesario el apoyo de suplementos.
Las complicaciones pueden surgir, pero yo prefiero el enfoque de buscarles solución si se presentan que rendirse antes de empezar.
Si eres profesional, haz bien tu parte:
- Evita separaciones madre- hijo que no sean médicamente imprescindibles.
- Respeta el contacto piel con piel precoz y sin interrupciones.
- Facilita las tomas muy frecuentes y buen agarre del bebé al pecho.
- Y confía.
- Vigila pero confía.
- Pásate por la habitación más a menudo, observa la toma o programa más controles de peso al bebé.
- Coordínate con los compañeros que vayan a hacer el seguimiento de esa lactancia cuando madre y bebé salgan del hospital.
- Da apoyo técnico y emocional extra, pero no desanimes a la madre.
No cuentas detalladamente todas las posibles complicaciones de los procedimientos que realizas ni de los medicamentos que prescribes ¿verdad que no? No, no lo haces, tú lo sabes y yo también.
Estas profesiones sanitarias nuestras a veces conllevan saber callar, sujetarse un poco la angustia y esperar.
Piensa que la confianza de las mujeres en su capacidad de amamantar es frágil y no la menoscabes aún más.
Y si tú mismo, como profesional sanitario, no crees que sea posible, vas a trasmitir esa inseguridad a la madre, con tus palabras y también de forma no verbal.
Sin fundamento porque realmente no son conclusiones basadas en evidencia, son suposiciones, en la mayor parte de los casos.
Si estás operada del pecho y deseas amamantar a tú bebé:
- INTÉNTALO, PORQUE ES LO QUE TÚ QUIERES.
- Una consulta prenatal con una experta en lactancia puede orientarte en tu caso particular.
- Hay que empezar para saber si habrá algún problema.
- En muchos casos no lo habrá.
- El único posible problema será la baja producción de leche.
- No hay más riesgo de mastitis u obstrucciones, que es un miedo muy común.
- Busca apoyo (en especial de mujeres operadas que han amamantado).
- Arrímate a profesionales que crean que es posible y que te proporcionen el soporte que necesites.
En caso de cirugía de aumento revisa este enlace: http://www.e-lactancia.org/breastfeeding/augmentation-mammoplasty/product/
Si se trata de una cirugía de reducción revisa este enlace: http://www.e-lactancia.org/breastfeeding/breast-reduction-mammoplasty/product/
Si has superado un cáncer de mama revisa este enlace: http://www.e-lactancia.org/breastfeeding/breast-cancer/synonym/
Las barreras mentales son las que más cuesta derribar.
Voy a contaros una historia, que a mí en particular me rompió los esquemas y me hizo pensar que en lactancia materna, todo es posible.
Hace unos años atendí a una madre que tuvo una bebé prematura, de unas 32 semanas. A pesar de las dificultades que eso supone consiguió amamantarla de forma exclusiva al alta de la unidad de Neonatología. Además tenía una situación social y económica muy precaria.
Por suerte también tenía una matrona maravillosa, que la visitaba a menudo y que observó que estaba exageradamente cansada. Cada vez más.
Un día se desplomó inconsciente y fue trasladada al hospital.
Su corazón estaba al límite por una lesión valvular.
Requirió medicación para estabilizarse, pero la solución definitiva era una cirugía a corazón abierto.
Su bebé tenía menos de 3 meses y ella debía operarse.
Yo creí sinceramente que ahí acababa su lactancia.
¿Cómo iba a poder seguir después de que le abrieran el esternón a la mitad y un postoperatorio de varios días en cuidados intensivos?
Pues yo no lo sé, pero…
Amamantó a la nena antes de entrar a quirófano.
Se operó y pasó 3 días en la UVI.
Amamantó a la nena en cuanto le dieron el alta a planta.
Y dos años más tarde, la última vez que la vi, ahí seguían las dos, felices con el pecho.
Como última reflexión…
Me pregunto si nos arriesgaríamos a inutilizar otros órganos de nuestros cuerpos, como pacientes o como médicos y hasta que punto es ético aceptarlo. Está claro que la lactancia materna sigue sin recibir la prioridad que merece.
Me trae a la memoria a la Sirenita, que deseaba esas piernas más que nada en el mundo, aún a costa de su voz, en nombre del amor, para ser aceptada y deseada.